domingo, 23 de septiembre de 2012

UN PUEBLO TRANSFORMA SU VIDA A TRAVÉS DEL ARTE


Patricios nació ferroviario pero sufrió la expulsión de la mayoría de sus habitantes con el cierre del ferrocarril. Hoy con setecientos pobladores resiste aferrado a su historia y apuesta al futuro. El grupo de teatro comunitario Patricios Unido de Pie cumple diez años de trabajo. En Olavarría la experiencia es replicada por la Mutual de Arte Popular Macondo Creativa.
Una garita de colectivo sobre la ruta 5 indica el ingreso a Patricios, un pueblo rural que pertenece al partido de Nueve de Julio y está ubicado a casi 300 kilómetros de Olavarría. El refugio pintado con colores vistosos señala: “Patricios, teatro…”. A pocos metros un cartel verde con letras blancas y austeras informa: “En Patricios se filmó Soy tu Aventura”. En el centro de las referencias se descubre el acceso de tierra que conduce a la localidad. Sobre la calle principal la estación ferroviaria se recorta bajo un sol de invierno. Son las dos de la tarde y los vecinos se acercan despacio hacia uno de los laterales del edificio. Es sábado y hay ensayo.
En noviembre de 2002 se formó el grupo de teatro comunitario Patricios Unido de Pie. La pediatra Mabel Hayes y la actriz Alejandra Arosteguy realizaron en la ciudad de La Plata un Taller de Teatro, Comunidad y Memoria coordinado por Adhemar Bianchi y Ricardo Talento. Pensaron que la experiencia se podía replicar en Patricios y llevaron la propuesta al pueblo. Mabel, “Bicho” o doctora como le dicen los vecinos, recuerda que “parecía una forma interesante de juntar lo social con lo artístico. Un día vinimos al club del trueque y les propusimos hacer teatro para la fiesta del pueblo en vez de hacer una fiesta tradicional. A la otra semana cada uno trajo a un amigo, a un pariente y llegamos a ser cincuenta”. Clide Guiotto agrega que “en el pueblo no había nada porque sacando a el futbol otra cosa acá no llega a cuajar. Yo dije voy a hacer número y después veremos lo que sale. A lo mejor la mayoría de los que vinimos pensamos de la misma manera”. Clide se quedó y este diciembre festejará junto a sus vecinos los diez años del grupo en una celebración que incluye el estreno de una nueva obra.
En Olavarría la Mutual de Arte Popular Macondo Creativa transita la experiencia del teatro comunitario y se nutre de los grupos con años de trayectoria en el país.


Había una vez un tren
El tren extirpado en los años 70 fue evocado en las primeras reuniones y en cada improvisación hasta que tomó cuerpo en la obra “Nuestros Recuerdos”, estrenada en el año 2003 durante una fiesta de la localidad. “Era la primera vez que había un espacio para hablar” afirma Nilda Martínez una de las primeras vecinas en emprender el desafío. “Se nos removió una emoción mezclada con tristezas y quisimos sacar lo que no habíamos podido expresar, todo el dolor que nos causó” la ayuda Clide quien conoce de cerca la historia del tren y sabe de los males que provocó en un pueblo que supo tener más de siete mil habitantes. “Mi marido fue uno de los últimos guardas de la estación, falleció a los 48 años, yo creo que todo lo que pasó con el tren tuvo que ver. Hace más de 40 años que soy viuda” recuerda mientras camina hacia el ensayo.
El reloj de la estación detenido a las 6:40 custodia los recuerdos. La galería se llena de imágenes. Los vecinos aportan anécdotas que sirven de material para las obras y ayudan a aliviar el alma. Hablan de los trenes de carga, de una formación que interrumpía las maniobras para ver el clásico de Atlético y Compañía que aún se disputa en una cancha pegada a las vías. Alguien recuerda que un maquinista arrojaba del tren leña para alimentar la cocina de su casa y que su padre devolvía el favor colgando en la punta de una caña una restita de chorizo casero.  
Patricios recupera la historia y la trasmite a las nuevas generaciones manteniéndola viva. Teodora Menéndez explica que trabajan sobre temas vinculados a la memoria del pueblo como “la huelga de trabajadores del ferrocarril en 1961 y después el cierre del General Belgrano, la solicitud del acceso pavimentado en 1972 que cumple cuarenta años en noviembre y la inundación de 1973 que nos dejó aislados”.

Un lugar en el mundo
La falta de trabajo a partir del cierre del ramal fue despojando al pueblo de habitantes y alejando las posibilidades de crecimiento. La llegada del teatro comunitario le devolvió la vida al pueblo y les permitió a los vecinos contar su propia historia.
“Creo que Patricios desde que tiene el grupo de teatro ocupa otro lugar en el mundo. Acá no sólo vienen personas de argentina a visitarlo sino que vienen extranjeros que conocen el pueblo o lo han sentido nombrar gracias al grupo de teatro. Eso es motivo de orgullo”, afirma Marcos Galvani otro de los integrantes y referentes del grupo.
Junto con el teatro se generaron nuevos proyectos. Los pobladores de Patricios abrieron la puerta de sus casas para alojar a los turistas a través del proyecto DyD (Dormir y Desayunar) que proviene del europeo B&B (Bed and Breakfast) y consiste en alojar a visitantes en la casa de la familia, con cama y desayuno incluido. Además se formó un centro comunitario de Internet y se implementaron créditos rotatorios.
“Muchos reconocen el hecho de que hemos sido nombrados en distintos lugares. Hemos ido a representar la obra a muchos pueblos que están en las mismas condiciones que nosotros donde quedó la estación sola o no tienen las vías. El teatro nos ha dado mucho pero a veces no sabemos como expresar lo que sentimos” indica Teodora convidando con una porción de torta a uno de los tantos perros que se acercó a la estación.
El grupo prioriza el encuentro con la comunidad, algo que los funcionarios ignoran al igual que desoyen el pedido de pavimentar el acceso de tierra o no perciben que pese a contar con un gasoducto a 800 metros del pueblo los vecinos no tienen gas porque no se coloca una válvula de reducción. “A quién le importa 700 habitantes de los cuales la mitad son menores de edad y no votan” resume Mabel.
Los vecinos tienen algo para decir y buscan la forma. Los une un tren que ya no está materialmente pero si en los recuerdos que se trasmiten de grandes a chicos a través del relato oral. Como dice la canción final de la primera obra del grupo: “Los de Patricios/ tenemos todo/ el alma alerta/ y el cuerpo pronto/ entre los surcos/ y los andenes/ resistiremos/ resistiremos”.

Rescatar la memoria colectiva
El origen del teatro comunitario de vecinos-actores se inscribe en Argentina poco tiempo después del final de la dictadura militar. Otro punto de inflexión fue la crisis de 2001.
En Olavarría la mutual Macondo Creativa lleva más de un año trabajando con un grupo conformado por alrededor de treinta vecinos de todas las edades. La primera obra según Julio Benítez, uno de los directores del grupo “pone en tiempo y espacio el recorrido material y simbólico de un pueblo y sus habitantes ante la pérdida, material y simbólica del tren”. Encontrarse, preservar la trama social, ser parte de la historia, recuperar la memoria colectiva son premisas de todos los grupos de teatro comunitario del país que son más de cuarenta según la Red  Nacional de Teatro Comunitario.
La mayoría de las experiencias teatrales comunitarias se presentan relatando sus historias particulares acerca del impacto que provocó la reducción casi total de la red ferroviaria en todo el país. Benítez indica que “a lo largo de cuatro décadas se desmanteló el mapa ferroviario, se abrió una herida de desempleo y nostalgias que obligó en más de una caso a los exilios conocidos en nuestra patria. La intención no es poner en escena una propuesta nostálgica, distópica, sino ensayar la utopía de reinventar codo a codo, todos los días, un motivo para seguir viviendo en el territorio que por nacimiento y por adopción habitamos”. 

(Nota realizada para el diario El Popular de la ciudad de Olavarría) 

domingo, 2 de septiembre de 2012

EL REGRESO MENOS ESPERADO


Ya nadie se acordaba de nosotros pero volvimos. Como algunas personas nos preguntaron por qué no publicábamos nos vemos en la obligación de contarles. 
Al principio pensamos que sólo nos demandaría uno o dos meses. El tiempo pasaba, nos parecía estar siempre en el mismo lugar sólo que con más tierra y escombros a nuestro alrededor. Al final lo logramos. ¡Nos mudamos! 


La alegría fue tanta que nos propusimos estrenar la cocina de inmediato junto a Ramiro y Luciana. El menú: Sorrentinos de rúcula y tomates secos. ¡Una delicia!


El patio demandó mucho esfuerzo. Hubo que tirar paredes abajo y luchar contra los escombros. Nuestras mascotas Tzara y Mordillo encontraron rápido su lugar. 


Después de tanto trabajo (y de tanta limpieza) un merecido descanso en el "Living Room"


Un paseo por el Monte de los fresnos y mates con muffins también son una buena opción de relax.

Ahora si, ¡prometemos actualizaciones seguidas!.